Diciembre en Jerez no tendría el mismo significada si no existiesen las tradicionales zambombas. La fiesta navideña por excelencia se ha trasladado con el paso de los años de los patios y corrales de las casas de vecinos a las calles de la ciudad pobladas de personas ávidas de cánticos y bailes en los que los villancicos y el flamenco adquieren un protagonismo especial, acompañado de guitarras, panderetas, el característico sonido de la botella de anís rallada y por supuesto la zambomba, un instrumento básico porque no en vano da nombre al evento. Para acompañar y llenar el estómago, los participantes disfrutan de los clásicos dulces navideños, como son los rosquillos y buñuelos, aderezados con vino y anís, entre otras bebidas.
Los jerezanos se encargaron de propagar las zambombas por el resto del territorio nacional, especialmente en otros puntos de Andalucía donde también se ha convertido en un protagonista indispensable cada Navidad. De ahí que exista una clara conexión entre los villancicos y el sonido aflamencado de sus cánticos, muy arraigados en diferentes barrios de la ciudad como el de Santiago, entre otros.
Con el paso de los años las zambombas han traspasado las fronteras sociales y llega con igual intensidad a personas de todas las clases, organizadas por peñas flamencas, asociaciones, bares, cofradías y un largo etcétera de colectivos jerezanos.
De hecho, el pasado sábado se dio el pistoletazo de salida con la celebración de la gran zambomba dedicada a la Mercedes Domecq en las bodegas Real Tesoro, donde llegaron muchas personas procedentes de otras provincias y comunidades dispuestos a conocer de primera mano la alegría que genera estas juergas que alargan «hasta que el cuerpo aguante», señala uno de sus organizadores, Juan Junquera, que ha cambiado los patios por las instalaciones del grupo Estévez para reunir a más de 250 personas en esta primera edición.
También multitudinaria fue la celebrada el mismo sábado por Madre Coraje en las bodegas Diplomático donde participaron alrededor de 400 personas, según manifestó su presidente Antonio Gómez y que contó con la presencia de la alcaldesa Pilar Sánchez. La primera edil socialista tampoco se perdió la cita tradicional, celebrada desde hace más de 30 años en la Asociación de Vecinos de La Plata, donde las mujeres llevaron las riendas de la diversión y el jolgorio.
Sin embargo, la fiesta no cesará durante los próximos días, trasladándose de un barrio a otro, de la esquina de una calle a la siguiente, «hasta que el cuerpo aguante».
Los jerezanos se encargaron de propagar las zambombas por el resto del territorio nacional, especialmente en otros puntos de Andalucía donde también se ha convertido en un protagonista indispensable cada Navidad. De ahí que exista una clara conexión entre los villancicos y el sonido aflamencado de sus cánticos, muy arraigados en diferentes barrios de la ciudad como el de Santiago, entre otros.
Con el paso de los años las zambombas han traspasado las fronteras sociales y llega con igual intensidad a personas de todas las clases, organizadas por peñas flamencas, asociaciones, bares, cofradías y un largo etcétera de colectivos jerezanos.
De hecho, el pasado sábado se dio el pistoletazo de salida con la celebración de la gran zambomba dedicada a la Mercedes Domecq en las bodegas Real Tesoro, donde llegaron muchas personas procedentes de otras provincias y comunidades dispuestos a conocer de primera mano la alegría que genera estas juergas que alargan «hasta que el cuerpo aguante», señala uno de sus organizadores, Juan Junquera, que ha cambiado los patios por las instalaciones del grupo Estévez para reunir a más de 250 personas en esta primera edición.
También multitudinaria fue la celebrada el mismo sábado por Madre Coraje en las bodegas Diplomático donde participaron alrededor de 400 personas, según manifestó su presidente Antonio Gómez y que contó con la presencia de la alcaldesa Pilar Sánchez. La primera edil socialista tampoco se perdió la cita tradicional, celebrada desde hace más de 30 años en la Asociación de Vecinos de La Plata, donde las mujeres llevaron las riendas de la diversión y el jolgorio.
Sin embargo, la fiesta no cesará durante los próximos días, trasladándose de un barrio a otro, de la esquina de una calle a la siguiente, «hasta que el cuerpo aguante».